Sarah Burton, en su colección para Alexander McQueen, nos transporta desde Montparnasse al Versailles de Marie Antoniete, entre tules, corsés y exquisita pasamanería. Convertida en la nueva marca fetiche inglesa gracias a la Duquesa de Cambridge y su altamente publicitado vestido de novia, la firma Alexander McQueen vive uno de los mejores momentos en ventas y es que no debemos extrañarnos ya que con la presencia talentosa que pose la gran firma con Sarah Burton como directora creativa el linaje transgresor y muy histórico con el que siempre se vinculo Lee McQueen continua intacto y lo podemos apreciar en este gran desfile que lograron mostrarnos la pasión por el arte de elaborar piezas con detalles muy atractivos . El tema que se dio a manifestar fue la gran Colmena ya que sirvió como inspiración para una serie de siluetas en las que los miriñaques y las prendas de corsetería del siglo XVIII aportan un toque majestuoso. Pequeñas insectos bordados aparecen en las prendas en tonos ámbar, amarillo y dorado, al igual que flores en las inmensas faldas de gasa y las estructuras de los paneles invaden los zapatos, estampados y bustiers, en cuanto a los sombreros de apicultor se convirtieron en el tocado perfecto para armonizar los diseños sin duda alguna cautivaron con esta increíble colección.